miércoles, 5 de diciembre de 2007

Atate los cordones - desatatelos - manifiesto II

En si la destrucción no tiene nada de novedoso, algo se desvanece en el tiempo y el espacio, eso pasa todo el tiempo, todo esta condenado al fracaso de no perdurar y terminar en la muerte. Entonces la destrucción se presenta como una simplificación de lo inevitable, así funciona hoy, las células envejecen y desaparecen en segundos, empieza la descomposición. La descomposición de la piel y los alimentos, los músculos y las maderas. Lo mágico es que al caer al suelo todo se mezcla y un componente fantástico “crea” a partir de ciertos desechos, vidas y recuerdos.
La destrucción no tiene nada de novedoso, ni siquiera en términos de sufrimiento, la destrucción es un gesto de vida. Es asesinar la falsa perpetuidad y la estabilidad que solo existe en ficciones totalmente manejadas por nosotros mismos. Limitándonos a lo PRE-establecido, a lo que alguien dijo o invento ayer, hoy todo lo dicho rápidamente se convierte en legado, el instinto cazador vive reprimido en un corralito acolchonado donde se ve que las aristas no lastiman.
Donde cada veinte años alguien nos muestra como es el infierno o el cielo que todos sueñan y lo hacen música o cuadro o libro, y ahí en ese flujo bello-energético se lanza la juventud penetrante, ¡a los libros, las imágenes y los sonidos! .Con el paso del tiempo se deprimen porque no ven distinto e inventan estéticas, buscan pero no pueden salir de tan fuerte que vieron lo anterior. No pueden escapar, romper la pared de papel de arroz. Quedan al descubierto llorando o se aferran a la dignidad, abandonan lo sublime y son los próximos ojos jueces de siempre que al dar sentencia sienten la gota del amor recorriendo su espina dorsal, sienten la ternura del condenado y bajan la guillotina para aleccionar, para guardar todo en cajones, para dudar, para mirar por televisión, para mejorar la calidad de lo que vendrá, para cargar mas y mas la nube, para esperar la lluvia que los petrifique.
El escape es fino, es sutil, es rentable a veces para los nuevos jueces, flexibles sabedores de que esta flexibilidad los hará perdurar. Cuando el escape es verdadero se agudiza y se transforma en lluvia que moja la tierra, y no significa nada más que la supresión de la voluntad de perdurar, no significa más que eso.
No significa mas que no significar, que desvirgar a las chicas o a las palabras, al caso es lo mismo, ¿o acaso la tierra es virgen? ¿O acaso no es violada por el hombre de pico y pala? Ese hombre de mano áspera que acaricia a la hija del Ingeniero al costado de alguna vía del tren. El trabajo sucio siempre lo hacen los mismos, los mismos héroes sin nombre.
El llano, no miente, no esconde, allí vamos a mirarnos las caras, allí va a ser el juicio, allí va a ser la redada poética, sin palabras. Van chocar los cuerpos del débil educado en no rasparse con las aristas y el del curtido por el sol, el del que no esconde más que verdad en su silencio contra el de la mirada miedosa y el exceso de palabras, promesas y luego suplicas. Una mirada, solo una mirada que no piensa más que en dolor, que no piensa mas que en su historia.