lunes, 18 de febrero de 2008

Sencillo ejercicio de botanica y maternidad.

Y entonces ya no eran las mariposas del botánico las que perseguían al dulce niño sonriente. A los retos de su madre le salían alas de los omoplatos.
Corrió hacia el jardín de los cactus donde se escondió bajo la sombra de uno muy alto y los retos dejaron de molestarlo.Oyó a otros niños que corrían riendo y se asusto, el dulce niño presionaba sus rodillas contra sus sienes. Lágrimas, mocos y arena con colillas de cigarrillo. Probo una, escupió y siguió llorando. Olor al abuelo y caca de gato.Los cactus intentaban calmarlo pero lo único que lograban era pincharlo y provocar mas llanto.Mama y los retos se escuchaban cada vez mas cerca.El dulce niño sonriente se hizo bolita y permaneció callado. Los retos perdían la batalla contra los cactus y volvían lastimados, Mama los enviaba de vuelta pero cobardes llenos de espina y moribundos volvían a la cartera.
Sin más retos Mama entro haciendo perrito y llorando también. Se le veía la bombacha y los cactus se la miraban. Erectos, sin chistar. Encontró muchas colillas de cigarrillo y apoyo su mano sobre caca de gato. Vio al niño y abrió la otra maño sobre la arena, - acá estabas.
En catorce patas fue hasta Mama. Besos, y después mientras esperan el colectivo frente a La Rural un helado naranja de palito.
Cae el Sol y Garibladi resplandece, enorme, blande su espada sobre una bailanta.